lunes, 26 de mayo de 2014

Love Song - Prólogo



Yesterday, 
All my troubles seemed so far away, 
Now it looks as though they're here to stay. 




Por fin, había llegado el día, hoy cumplía dieciocho años. Por fin, ya podría hacerme el tatuaje que llevaba deseando hacerme con ansia desde hacía dos años, cuando había descubierto mi destino. Claro que, primero debía ir a clase, era mi último curso en el instituto y necesitaba graduarme. 

-¡Felicidades, hijo! - canturreó mi madre desde la puerta - por cierto, muévete, que llegas tarde.

Mi madre era de esas personas que todo lo que decían, conseguía darle un toque melódico. Prácticamente cantaba en vez de hablar, y eso conseguía hacer que me levantara todas las mañanas con una sonrisa.

-Gracias mamá -sonreí mientras me levantaba de la cama.

-Tienes un regalo en la cocina, de tu abuelo, tu padre y mío, pero hasta que no vuelvas de clase no puedes abrirlo, te lo digo para que no estés toda la mañana pensando si tendrás regalo o no. Para que te concentres en clase.
-Mamá, -contesté mientras me ponía mi camiseta favorita - ahora me pasaré la mañana pensando en qué será. Gracias -añadí sonriendo.
Mi madre salió de mi cuarto y terminé de vestirme. Me miré al espejo, mi pelo había quedado bien esta mañana, tenía un look despeinado por lo que solo le eché un poco de gomina, añadí unas gotitas de colonia en mi cuello y listo. Sonreí a mi espejo antes de colgarme la mochila, que ya había preparado el día anterior y bajé las escaleras corriendo hacia la cocina. Como antes había dicho mi madre, una caja grande estaba apoyada encima de la mesa, sólo por la forma, tenía una ligera idea de lo que era, pero aún así, me tocaba estar intrigado hasta la vuelta a casa. Di un beso a mi madre antes de coger las llaves de mi moto y salir de casa en dirección al garaje. Iba a arrancar la moto cuando un mensaje llegó a mi móvil.
"Felicidades, capullo, te vemos ahora, no tardes".
Era de Jackson, uno de mis mejores amigos. Él y su hermano Peter, eran mis mejores amigos desde que comencé al instituto y desde entonces eramos inseparables. Guardé el móvil en uno de los bolsos de la mochila y arranqué la moto. Pocos minutos después llegué al aparcamiento, y entonces la vi, su pelo rosa claro caía en una trenza a un lateral de su cabeza, su sonrisa, tan perfecta como ella hizo que yo sonriera, hasta que le vi a él. ¿Michelle y Aris habían vuelto? ¿Tenía que ser precisamente hoy?